Los niños pequeños tienen naturalmente confianza en sí mismos, inclusive frente a desventajas insuperables y fracasos repetidos. La timidez suele aparecer en la segunda y tercera infancia, esto es entre los cinco y siete años.
El niño tiene un problema pero no se da cuenta de él; recién en la adolescencia, el joven sabe que es tímido y entiende lo que esto implica en su vida.
La timidez significa estar nervioso o tener sentimientos d ansiedad en presencia de personas a quienes no se conoce bien.
Frecuentemente los niños tímidos observan detenidamente lo que pasa en su entorno hasta que disciernen con cuales compañeros sería más fácil llevarse bien y a cuales querría continuar evitando.
Algunos definen la timidez como la inseguridad provocada por la mirada. En forma paradójica mientras que en cada generación los niños parecen volverse más inteligentes, sus capacidades emocionales parecen estar disminuyendo vertiginosamente.
Los problemas de los niños de hoy pueden explicarse por los cambios complejos que se han producido en las pautas sociales durante los últimos años: desmembramiento de las familias tradicionales y surgimientos de nuevas uniones, influencia penetrante de los medios, perdida de la escuela como fuente de autoridad y el tiempo cada vez más reducido que los padres dedican a sus hijos.
Exhibir al niño cuando él no lo desea, compararlo con amigos o hermanos, ponerlos en ridículo, etiquetarlo o fijarles exigencias excesivas, son conductas que fijaran su forma de actuar y condicionaran su vida adulta.
Es importante permitir a los niños afrontar situaciones que puedan resolver respecto a la edad y demostrar las cosas positivas que hacen, felicitarlos y valorar sus actitudes de acuerdo con sus posibilidades.
La creencia común es pensar que todas las habilidades sociales se adquieren con el nacimiento y que poco o nada puede hacerse para remediarlas, sin embargo la postura del adulto para educar a sus hijos y alumnos en la inteligencia emocional será decisiva para facilitarles a los niños el éxito en la vida.
Si bien es cierto que será poco el tiempo que el niño pasara en una fiesta infantil y que este no será suficiente para modificar actitudes, resulta muy importante que en cada espacio de encuentro, los niños tengan la posibilidad practicar habilidades sociales tales como: La solidaridad, La participación, La expresión y La compresión de los sentimientos.
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